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Arriesgarse a hacerlo diferente


Y llega ese momento de la vida en donde empiezan a generarse las preguntas que congelan:


- ¿Estoy en el lugar correcto?, ¿Lo qué hago me satisface?, ¿Estaría dispuesto a asumir el reto y hacerlo diferente?


Y después de muchos titubeos, de pensar y pensar, y como digo yo:


- Te acuestas en la cama viendo el techo blanco y tomas esa decisión que no tiene vuelta atrás.


Dos letras, una palabra, una posición: SI.


Un sí rotundo que te abre las puertas a un universo de posibilidades en donde te aferras a tu experiencia y conocimiento para arrancar eso a lo que tanto temes, porque es nuevo, porque no hay vuelta atrás y sabes que vas a empezar un camino que, aunque es desconocido, te llena de entusiasmo, alegría y nuevas ideas que empiezan a fluir en un entorno de creatividad que te impulsa a arriesgarte y a tomar el control de tú emprendimiento.


Y de eso se trata este Blog, está página y este nuevo ciclo que he llamado ATENPOS, basado en que podemos ser felices en donde sea, porque la felicidad depende de ti y de cómo afrontes las situaciones que se te presenten en la casa, el gimnasio, la oficina o ese lugar que tanto te gusta, que visitas con frecuencia y en el que a veces puedes recibir la mejor o la peor atención (dependiendo del humor del empleado) y que puede influenciar en el resto de tú día.


Y en esto último quiero hacer énfasis querido lector. Todos hemos tenido esta experiencia de mal trato, algunos nos lo hemos tomado más personal que otros, y de eso se trata: ¿Qué tan personal te lo tomas? Porque viéndolo en perspectiva, en ese momento de segundos sólo hay dos actores: el empleado y tú. Cada uno con una historia, con una emocionalidad y con una posición desconocida para ambos. Podemos comentar y entrar en un loop de puntos de vista en donde estaríamos horas debatiendo si el empleado debe cambiar su carácter o tú no aceptar el mal trato y engancharte, pero el punto aquí es ¿Qué tanto vas a permitir que su historia personal te afecte tu estado de ánimo?, ¿Tendrías la valentía como cliente de, en ese momento cumbre, darle una sonrisa y ayudarle a cambiar el día? ¿Difícil no? Pero no imposible y seguro el siguiente cliente te lo agradecerá con bombos y platillos y tú tendrías el mejor de los días, sabiendo que impulsaste un cambio que llenó de emociones positivas al empleado y al ambiente.


Acompáñame en esta nueva etapa a difundir el cambio en ti, en mí y en todo el que quiera sumarse a tener la oportunidad de ¡ARRIESGARSE Y A HACERLO DIFERENTE!.

 

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